Y de cómo la varicela entró de repente en mi casa sin avisar
Un buen día del fin de semana pasado metimos a BB en la bañera, l@ dejamos disfrutando, l@ duchamos y lo dejamos un ratito más pintando con sus rotuladores de agua y sus muñecos acuáticos. Al ratito fuimos a sacarl@ y ¡oh sorpresa! ¡Tenía pequeños granitos por toda la espalda! “¿Y esto de dónde ha salido?” Nos preguntábamos. Pues del colegio, obviamente, la maldita incubadora de virus y bacterias. El virus de la varicela además de afectar a la piel también afecta a las vías respiratorias, con lo cual teníamos dobles síntomas que curar, el dermatológico y el respiratorio…Llamamos a urgencias telefónicas y nos rogáramos que no fuéramos a urgencias a no ser que no le diera un subidón fuerte de fiebre o bien tuviera llagas a tutiplén, y así lo hicimos. El domingo tenía bastantes pupas en la espalda y en el pectoral, así como alguna en la cara, el cuero cabelludo y en los brazos, las piernas habían sido las menos afectadas por la erupción. Esperamos al lunes para ir por la tarde a “visitas de pediatría” sin hora y nos atendió una doctora que enseñándonos fotos de casos de varicela graves, nos dijo que era un caso súper leve, que podíamos estar contentos y que la vacuna triple vírica había funcionado. Yo diría que ha funcionado parcialmente diría yo cuando te inyectan una vacuna para evitar una enfermedad y acabas contagiándote, pero bueno, luego somos los padres los que no entendemos que las vacunas son imprescindibles para erradicar enfermedades...En fin, nos dieron Talquistina para las llagas y Paracetamol para la fiebre. Importante que sea Paracetamol, puesto que el Ibuprofeno es contraproducente. Talquistina me aplicaba mi madre a mí cuando pasé la varicela…30 y pico años más tarde no hemos avanzado nada…¿Me lo puede explicar alguien?
Segunda fase: Cuando descubrimos la proliferación de llagas |
Comentarios
Publicar un comentario